De mi paso por aquí

El buceo es una experiencia personal, para todo aquel que quiere recibirla, es un deporte, un hobby pero puede convertirse en parte de tu vida, me gusta alertar a mis nuevos amigos al comienzo, siempre lo digo,“el buceo es un veneno corre por tus venas, antes de empezar quiero que lo sepas” La gente se ríe pero al final, lo entienden desde el primer paso el bautismo hasta el siguiente nivel, los limites los pones tú.

Quizás no tan al final, en el mismo proceso de formación, la actividad golpea tus pensamientos constantemente, te manda mensajes, los retos, la superación personal, las derrotas puntuales y las sabrosas victorias. Son tan personales y tan diferentes que cada persona tiene las suyas, las propias. No saltes pasos, vívelos cada escalón te dará algo nuevo. Pregúntate porque lo haces, al final obtendrás la repuesta, te lo prometo.

Durante la experiencia, tendrás preguntas, querrás vivirlo, experimentarlo todo, pero también dudas. “Quiero hacerlo como tú. ¿Por qué a ti te sale y a mí no?”

Estas dudas, siempre nos invaden, la necesidad de controlar lo que no conocemos, la tan humana sensación de pensar que fue fácil para el que está en frente, “el universo se confabuló contra ti”. Relativiza el proceso, disfruta las caídas, como cuando te levantas, resilencia con leche calentita en invierno y con hielo para el verano, enfréntate a tus miedos. Pídele al agua que te devuelva la sonrisa, prueba a cantarle la canción;

“Solo tengo una sonrisa y espero otra de vuelta”.

El ego presente en este deporte, no ayuda, lo entiendo, no es fácil gestionar el éxito, la necesidad de compartirlo, hace a los profesionales y usuarios avanzados expresarse erróneamente, regalan comentarios equivocados, la necesidad de información de los que empiezan, de los que desconocen, mi experiencia personal me dice que no es cierto, que nadie nace con un don especial en este deporte. Las ganas, el esfuerzo, la actitud al enfrentarte al reto es lo que hace que avances, que logres llegar, que lo consigas. Disfrútalo.

Todo está en ti, en tu interior, aún recuerdo el tacto de la mesa del restaurante en mi viaje de buceo, el color de la fruta y el sabor del pescado, la brisa atravesando la red, su tacto en mi piel. Algo de mí no se levantó de aquella silla, aún sigue allí, buceando…